El sábado pasado se casaron mis amigos Juan e Isabel. Fue la
primera vez que me llevé el posbolonio a un acto no académico y fue muy
divertido. A pesar del sol de justicia que arreciaba, yo aguante la no liviana ceremonia
pagana con mi uniforme de gala. Eso sí, me puse mis lindas deportivas amarillas
para darle un toque informal. El calor que castiga la península se hace
tremendo y los piececitos en esas botas se cuecen. Una vez superada la prueba,
me hice unas fotitos y nos lo pasamos en grande, eso si, guardé mi traje para
no estropearlo.
Hoy hemos tenido la primera bolonización en Madrid,
concretamente en Aranjuez. Belén me ayuda amablemente, ya que, como era un día
de entregas, todo el mundo estaba liado. Instalamos todo y al hacer fotocopias
del protocolo de alistamiento me entero que no nos permiten fotocopiar en
nuestra facultad. Al principio creía que era por el tipo de documento que iba a
fotocopiar, después me entero que no permitieron fotocopiar a nadie. Todavía no
me quedó claro porqué. Líos extraños con los contratos de mantenimiento. La
verdad, se hace insufrible trabajar así.
Viene Mónica y poco a poco arrancamos. Un grupo de jóvenes
posbolonios recién llegados a la universidad nos contagian su alegría y eso se
convierte en una fiesta. El día fantástico, el entorno muy bonito, la gente
entiende la crítica y unos animan a otros a bolonizarse. Cuando llega Pilar, la
factoría está a toda máquina. Creo que fue un acierto dejar que la gente se
hiciese la camiseta posbolonia y pienso que debemos fomentar eso. Al final del
día y en 3 horas y media, triplicamos el número de posbolonios.
Después pasamos lista e invitamos a participar a todos los
que nos rodeaban. Un divertido juego que pronto veréis colgado aquí. Por último
nos fuimos a clase a charlar y debatir los últimos eventos posbolonios. Se nos
hizo muy breve, pero nos quedó un buen sabor de boca. Gracias Pilar y gracias
Mónica (que por si no lo sabéis Mónica también es una posbolonia del grupo
duro)