jueves, 12 de noviembre de 2015

Despedido y despedida


 El 28 de septiembre me despidieron del CES Felipe II. Nos citaron a unos cuantos compañeros y nos fueron llamando uno a uno al despacho de dirección. No os podéis hacer a la idea de lo duro y difícil que ha sido todo este proceso, que aun afrontando una perdida de un buen trabajo, la noticia del despido se vivió como un alivio. La situación para los profesores y alumnos que todavía permanecían en el CES Felipe II era muy decadente, muy sucia y muy cutre.  Por otro lado la propuesta de la URJC  (Universidad Rey Juan Carlos) obligaba a ejercer la docencia con escasísimas garantías de calidad docente, con una perdida importante de condiciones laborales y un futuro profesional muy incierto. Todo bajo un marco legal muy cuestionable.

Última foto ficha minutos después de ser despedido
Durante este tiempo he estado pensando mucho en el funcionamiento de la universidad. Me ha tocado mover ficha y solicitar plazas. Ha sido alucinante. Y me consta que lo que ocurre en las universidades de Madrid no es ni mas menos que lo que sucede en el resto de nuestra España. La institución que tiene que velar por la ejemplaridad funciona con códigos poco nobles y muy mezquinos. Me he cuestionado cómo cada uno de nosotros, con nuestras pequeñas concesiones, estamos contribuyendo a perpetuar tanto las injusticias del sistema universitario, como de otros sistemas. Todo esto me preocupa y me da miedo no ser consecuente con mis actos.

Al día siguiente me vestí el traje de gala para asistir, como parte del tribunal, a la Tesis Doctoral de Cristina Gómez Barrio, que realizó un fabuloso trabajo sobre la utilización del Barnner en la performance. Allí llevé el único Barnner que utilizamos Pilar y yo en nuestro puesto de alistamiento Posbolonio; se lo regalé a Cristina en nuestro nombre. Instalé el Banner en la parte delantera de la mesa del tribunal, presidiendo posiblemente el acto más posbolonio del mundo académico: la lectura de tesis. En este pomposo evento, cargado de absurdos formalismos, el doctorando/a abandona su condición de estudiante y comienza su carrera de investigador/a, haciendo posible su proyección como docente universitario. Si el doctorando/a es capaz  de aguantar la retahíla de increíbles y arbitrarios requisitos académicos, adquirirá el titulo de doctor, y estará listo/a para el gran circo académico.

Lila, Wolfgang, Cristina y otros miembros del tribunal. En la mesa se ve el barnner
 del puesto de alistamiento posbolonio.
Un mes después de mi despido, el día 28 octubre tocaba la despedida de Pilar. Estuvimos hablando sobre la posibilidad de terminar la performance posbolonia juntos, incluso de hacer mi final antes que el suyo, pues quería reconocer su importancia en la  performance. Sus procesos vitales y circunstancias personales, obligaron a realizar un acto individual, en el que quise estar. Pilar se quitó el posbolonio y toda la carga masculina que le aplastaba. Y apareció radiante en un vestido de flores, en un entorno muy amable y femenino.

Última foto de Pilar y yo vestidos ambos de posbolonios
Pilar quitándose el uniforme.

Ya ha pasado más de un mes de mi despido, y más de una semana de la despedida, y lo que tengo claro es que el posbolonio pide en mi caso también un final.  No realizó ya actividad posbolonia  alguna, y cada vez cuesta más ser consecuente con este proceso. La performance posbolonia tiene una identidad y un proceso autonomo muy marcado. El destino, tremendamente caprichoso, se empeña en abofetearte una y otra vez para demostrarte tus limitaciones y tus inseguridades. El posbolonio tiene que terminar con dignidad, pero antes de ello prometo hacer las posbolonizaciones que tengo pendientes.

Salud y orgullo posbolonio.

1 comentario:

  1. A veces, al destino lo hacemos consciente y deja de abofetear. Fuerza, salud y orgullo posbolonio

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