lunes, 8 de octubre de 2012

Nos mojamos


 
El miércoles 3 de octubre de 2012, Pilar y yo inauguramos el curso en Aranjuez. Semanas antes estuvimos hablando de la necesidad de cambiar de tono respecto a las acciones posbolonias. Sentimos un malestar total con las situaciones que estamos viviendo en “nuestra España”, especialmente en el ámbito político-social. El tono crítico e irónico, de la acción se nos torna insuficiente y necesitamos que nuestra queja se transforme en un grito, más crudo, grave y rabioso.

Pilar critica la represión al pueblo y la censura a los profesores. Siente la necesidad de ponerse una máscara y dejar de hablar. A mi la situación me revuelve tanto que me produce diarrea. Crece la necesidad de trabajar con las secreciones. En este escatológico contexto admiramos, yo con cierta envidia,  la libertad, elegancia, sencillez y naturalidad de Crono, el galgo de Pilar,  para marcar con orín los muros del congreso de los diputados.


Acción del mojado en la esquina de Crono.



Fotos del congreso de Pilar.  



Trabajamos en los pormenores, significados, tiempos y coreografía de la acción de presentación del curso académico. Creo que ambos sentimos esta acción como algo muy especial. Ambos vivimos momentos de nervios, tensión y riesgo.

 
Partimos de un extremo del edificio y fuimos  andando con ademanes militares, bordeando el patio. Llegamos a la puerta principal de acceso al patio y formamos frente al  diseminado público, que se resguardaba del fuerte calor que hacía bajo los árboles. Llamamos la atención, nos quitamos la gorra, nos colocamos unas  máscaras antigas que llevábamos colgadas y nos ponemos en posición de firmes. Transcurridos unos segundos los pantalones de los posbolonios empiezan a empaparse hasta mojar sus botas y parte del suelo. Primero uno y después otro se cuadran enérgicamente con un pisotón y pasan a la posición de descanso. Unos pocos segundos después realizan el nuevo saludo posbolonio y se marchan deshaciendo el camino por el que vinieron.









El acto de mojarme atiende a una necesidad personal, que trabaja con múltiples registros emocionales. Lo hacemos en un acto de rabia, vomito y reacción a las imposiciones. Es una rebeldía contra todos los parámetros establecidos de decencia y decoro para conectar con la parte más marginal, animal, primitiva, salvaje e inmadura del ser humano. Es una insumisión al poder, al uniforme y a las instituciones. Funciona como un acto depurativo. Es una lucha contra el miedo. Es un enemigo vencido. 
Fotos de la acción de Inés de Vicente.

6 comentarios:

  1. muy buena chicossss!todos somos posbolonios!

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  2. Muchas gracias Roberto por tu comentario y apotyo. Yo se que es el tipo de acciones que te gustan... Abrazo

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  3. Amor total actitud peluche, gracias Roberto, gracias Raúl por esta fantástica descripción, camarada!!!

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  4. Blanca dice:
    ¡Mi madriña! Es todo lo que alcanzo a decir...

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  5. Cristina (enviado por mail)
    estoy muy orgullosa de que hayas transformado todos los estímulos negativos en una pieza tan contundente. No quisiera creer que para hacer buen arte hay que sufrir, pero aun a pesar de eso, lo creo.

    Un abrazo

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